viernes, 19 de diciembre de 2008

Vacaciones de Navidad


Estoy a una tres horas de coger la carretera camino al hogar, la familia, las comilonas, los turrones; los cientos de besos, abrazos y felicitaciones de gente que el resto del año a penas cruza una mirada contigo; los sms felicitando las fiestas con alguna frase “original”... Pero sobre todo me voy a respirar el frío, tocar la nieve y sentir el calor humeante de la sangre.

Esto último puede sonar un tanto desagradable, bueno, cuando llevas mas de veinte años viviendo una tradición, lo desagradable se transforma en místico y meter las manos entre las vísceras de una bestia de 150 kg puede ser muy desestresante, me refiero a la “matanza del cerdo”.

Pero bueno, costumbrismos aparte, el caso es que como el anuncio de turrón, vuelvo a casa por Navidad y allí no hay intrneeeeeeeeeeeeee, así que este rinconcito va a estar un poco abandonado.

Os deseo a todos unas muy Felices Fiestas, que disfrutéis mucho y que comencéis el Año Nuevo cargados de energía y si puede ser con algún pellizco de la lotería!!

Un besito a tod@s!!

¿Cuál es el espíritu de la Navidad?

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Je ne dors pas


Me sumerjo en un fluido que no reconozco.
Algo etéreo que flota sobre mí, que me envuelve y me anula.
No soy.
Me hundo en la profundidad de un calor que me posee.
Una suavidad eléctrica que no acierto a discernir si sale de mí o me penetra.
Es un fluido, sin duda, eso que me eleva y me domina.
No soy.
Sólo me evaporo, sólo energía.
Una inmensa corriente eléctrica agitada por dedos invisibles.
Consumida.
Sentir al margen del tiempo, las palabras y los pensamientos.
Y al final, explotar en miles de partículas centelleantes que lo salpican todo.

Amohaku

sábado, 13 de diciembre de 2008

La luz de la Luna


Cuando los recuerdos ya no duelen, cuando los sacas del armario y no arrancan lágrimas, sólo sonrisas.
Cuando las canciones te elevan en vez de hundirte y los detalles llegan al extremo de remover tus entrañas.
Y una voz perdida en el tiempo se reencuentra en tus oídos...
Y un dibujo...
Y una marca...
Una frase y lo que ella oculta...
Nada más ni nada menos.
Una intención bajo la luna llena...
Un Becquer que me asalta en la madrugada para dejarme un sabor de boca vacía.
Una promesa que quizá sólo persista en el papel.
Y quizá...
¿Qué pasaría si pasase?

"Así está perfecto"

jueves, 11 de diciembre de 2008

La flor del mal



—No vuelvas a hacerlo.

—¿Volver a hacer qué?

—Unirte emocionalmente a alguien que te presta un mínimo de atención porque te sientes sola. La soledad es una condición humana, nadie conseguirá llenar nunca ese vacio, lo mejor que puedes hacer es conocerte a ti misma, saber lo que quieres, y no dejar que te desvien del camino.


lunes, 8 de diciembre de 2008

León



Nunca pensé que me atrevería a hacer un viaje así pero, cuando me quise dar cuenta, estaba dando botes en un Jeep camino a una aldea en medio de la sabana africana.

Llegamos a una especie de campamento que, después de todo, podría incluso parecer lujoso: tenía baños, catres con mosquitera... eso sí, no había luz eléctrica ni agua corriente.

Me encontraba, nunca mejor dicho, en medio de la selva, rodeada de una tranquilidad absoluta y envuelta por unos sonidos que en la vida podría haber imaginado, capaces de estremecer y reconfortar al mismo tiempo. Y allí estaba yo, tendida dentro de mi mosquitera, con los ojos abiertos de par en par, escuchando la respiración de las fieras que al día siguiente saldríamos a buscar.

Entonces lo noté, un escalofrío me recorrió, se me paró la respiración y un impulso hizo que saliera de la choza. Debían ser alrededor de las tres de la madrugada, estaba descalza y asustada. Entonces lo vi: Me miraba a los ojos y yo no podía moverme, ni siquiera gritar, se acercaba pero, a medida que lo tenía encima, mis nervios desaparecían. Llegó a mis pies, me olisqueó y dio media vuelta. Se estaba yendo y yo estaba paralizada y maravillada al mismo tiempo, entonces se giró, como si me estuviera invitando a que lo acompañase.




Dejé que se me llevara.

Cuando ya no sabía dónde estábamos ni cómo regresar me entró el pánico, pero con la primera mordida todo mi temor desapareció.

Al día siguiente desperté dentro de la mosquitera, agotada como si hubiese caminado toda la noche y con la piel llena de heridas superficiales.

Aún se me eriza la piel cuando oigo rugir un león.

Aún tengo la marca de sus dientes en mí.




"Ahí está, ahí lo tienes"

jueves, 4 de diciembre de 2008

La cita



Café en mano miraba por la ventana, mi aliento al contacto con cristal formaba una mancha de vaho que insinuaba que la mejor opción era quedarse en casa, el informe meteorológico así lo confirmaba: un hombrecillo bajito y trajeado recomendaba en la televisión tener precaución en las carreteras. La nieve estaba cubriendo de bonitas estampas todo el país y, a mi, sólo me apetecía acurrucarme entre las mantas y dejar que terminara el día.

En estas cavilaciones estaba cuando me sobresaltó el teléfono:

‒¿Síii?

‒¿Elvira? Soy Carla, te llamo desde Londres, esto es un aburrimiento...

‒¡Nena! Me alegra mucho oírte, ¿cómo que aburrido!, no seas exagerada....

‒Cómo lo oyes tía, llevamos toda la semana casi sin salir del hotel, hace un tiempo espantoso...

‒Mmmmh, aquí tampoco se está mucho mejor, dan nieve en casi todas partes...

‒Ten-go que con-tar-te aaaaaalgoo...

‒¿Que has hecho, bruja?

‒Bueeeno, digamos que ha sucedido algo que te alegrará el día

‒No seas... ¡Dime! ¡Quéee?

‒¿Qué día es hoy?

‒Jueves

‒¿Qué más?

‒Es 4 de diciembre, ¿y?

‒¿Y...? Venga, no es tan difícil de adivinar, piensa.

‒Jueves, 4 de diciembre de... Oh, no me lo puedo creer

‒...

‒...

‒¿Viri? Tía, ¿estás bien? ¡dime algo!

‒Ya...ya es, el día.

‒¡Exacto! Acaba de coger un avión para ahí...

No te creo... ¿va a venir?

Sí. Oye, escucha, tengo que bajar a recepción para recibir a los de la junta. Te llamo en un par de horas.

Eh... vale, hablamos luego. No me lo puedo creer... ¿Estas segura?

Va para ahí, no te pongas histérica, por favor... Un besito Viri.

Un besito Carla.


Cuando colgué sólo era capaz de oir mi corazón palpitando acelerado en el pecho, o en mis oidos, no estaba segura. Me quedé de pie en el recibidor un rato, no sabría decir cuanto. Mirando a la nada, sin poder pensar, sin saber qué hacer... No quería imaginar nada, no quería soñar despierta. Pero venía hacia aquí... ¡Y yo con estos pelos!

Lo que siguió fueron una serie de innumerables rituales estéticos que culminaron frente al armario. Una vez que hubo más ropa sobre la cama que dentro de él sentencié “¡No tengo nada que ponerme!” y con las mismas, me puse lo primero que cogí de la montaña de ropa y me fui de compras.

Estaba probándome una falda marrón cuando sonó el móvil. Era un número que no conocía.

¿Síii?

¿La señorita Elvira?

Soy Francisco Gutierrez, el albacéa testamentario de su tía abuela Regina.

¿Cómo? Disculpe... no entiendo. Mi tía murió hace muchos años.

Efectivamente. Diez años para ser más precisos. Necesito concertar una cita con usted. ¿Sería posible que nos encontrásemos hoy?

Eh...claro, digo ¡No!, bueno... no estoy segura

Mire señorita, es importante que pueda verla hoy, no nos llevará mucho tiempo. Sólo tiene que firmar unos documentos y le haré entrega del legado de su tía. Soy consciente de que debería haberla avisado con antelación, pero la señora Regina especificó en su testamento que sería hoy y sólo hoy el día en que debía suceder todo.

Discúlpeme pero... esto me suena muy raro, yo no sé si podré verle hoy. Tengo... quizá... el caso es que no sé si estaré disponible.

Hagamos una cosa, dígame dónde está usted ahora y yo voy para ahí.

Eh... bueno, el caso es que, estoy de... estoy haciendo unos trámites... Quizá, mire, le daré mi dirección. Puede encontrarme allí en un par de horas ¿de acuerdo?

Por supuesto.


No había más días en el año, tenia que pasarme todo hoy. No entendía muy bien lo de mi tía, pero tampoco me extrañaba, era una mujer muy excéntrica. Recuerdo que cuando era pequeña me echaba las cartas y decía que yo tenía algo especial. Media familia la tomaba por loca y la otra media le tenía miedo, a mi me parecía una mujer extraordinaria.

Cuando llegué a casa me apresuré a adecentar mi habitación y preparé café. El señor Francisco llegó puntual.

La conversación fue brevísima, prácticamente se limitó a que firmara una especie de acuse de recibo, me entregó un sobre y se marchó.

Puse el sobre sobre la mesa de la cocina y me senté. Estuve mirándolo un rato, preguntándome qué habría dentro. Al fin me decidí a abrirlo.

Querida Elvira, mi niña. Fuiste la única que no me tenía por loca, quizá ahora te lo estés replanteando pero confía en mí. Sé que todo te está yendo bien, lo leí en las cartas, cada una de las veces, sé que confiabas en lo que te decía, no fallé ni una vez, lo sabes. Confía ahora también en mí. No vayas a la cita. Por favor, no acudas.

Te quiere, tu tía Regina.


Aquella tarde salí con mi traje nuevo hacia el centro de Madrid. Desde luego no iba a impedírmelo una carta venida casi desde ultratumba. Menos aun hoy. Hoy era el día en que mi vida podría cambiar.

Hacía casi 13 años conocí a un estudiante de periodismo del que me enamoré al primer sarcasmo. Me lo había presentado Carla, era su compañero de proyecto y un mes después estábamos saliendo. Pasamos juntos dos años maravillosos hasta que llegó el momento de separarnos. Fue un 4 de diciembre. El se iba a Londres y yo me quedaba en Madrid, ninguno estaba dispuesto a mantener una relación a distancia, pero teníamos la certeza de que estábamos hechos el uno para el otro, así que hicimos un estúpido pacto: Si en 10 años todavía nos amábamos, nos reuniríamos en la puerta del Sol para decidir quién se mudaba. Yo casi lo tenía olvidado. Los primeros años sí que mantenía la ilusión, pero a medida que pasó el tiempo se convirtió en algo que recordar con ternura y nada más. Hasta que no me avisó Carla y noté cómo se me aceleraba el corazón, no fui consciente de lo muy arraigado en mis entrañas que tenia aquel sentimiento.

Así que allí estaba, caminando por Calle Mayor, esquivando a la gente y con los nervios a flor de piel.

Había un gran corro en medio de la acera disfrutando de la estática originalidad de un mimo, por supuesto yo no tenía tiempo que perder, los rodee presurosa y casi dando codazos, incluso una mujer me increpó de forma alarmante.

Tenía la nota de mi tía apretada dentro del bolsillo del abrigo, resbaló de mi mano cuando levantaron mi cuerpo del asfalto.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

I Try, Macy Gray

Esto me pasa por pegarme atracones de "Ally McBeal" a horas intempestivas.



Letra: I try

Games, changes and fears
When will they go from here
When will they stop
I believe that fate has brought us here
And we should be together
But we're not

I play it off but I'm dreamin of you
I'll keep it cool but I'm fiendin.

I try to say goodbye and I choke
I try to walk away and I stumble
Though I try to hide it it's clear
My world crumbles when you are not near
Goodbye and I choke
I try to walk away and I stumble
Though I try to hide it, it's clear
My world crumbles when you are not near

I may appear to be free
But I'm just a prisoner of your love
I may seem alright and smile when you leave
But my smiles are just a front

I play it off but I'm dreamin of you
I'll keep my cool but I'm fiendin

I try to say goodbye and I choke
I try to walk away and I stumble
Though I try to hide it it's clear
My world crumbles when you are not near

Here is my confession
May I be your possesion
Boy I need your touch
Your love kisses and such
With all my might I try
But this I can't deny

I play it off but im dreamin of you
I'll keep my cool but I'm fiendin

I try to say good bye and I choke
I try to walk away and I stumble
Though I try to hide it it's clear
My world crumbles when you are not near



Traducción: Intento

Juegos, cambios y miedos
Cuándo se irán de aquí
Cuándo se detendrán
Creo que el destino nos ha traido hasta aquí
Y que deberíamos estar juntos
Pero no lo estamos

Voy a citas pero estoy soñando contigo
Estaré bien pero me derrumbo

Intento decir adios y me ahogo
Intento alejarme y tropiezo
Pensé en intentar ocultar esto que es tan claro
Mi mundo se viene abajo cuando no estas cerca
Adios y me ahogo
Intento alejarme y tropiezo
Pensé intentar ocultar esto que es tan claro
Mi mundo se viene abajo cuando no estas cerca

Puedo aparentar ser libre
Pero no soy más que una prisionera de tu amor
Puedo parecer estar bien y sonreir cuando te vas
Pero mi sonrisa es sólo una fachada

Voy a citas pero estoy soñando contigo
Estaré bien pero me derrumbo

Intento decir adios y me ahogo
Intento alejarme y tropiezo
Pensé en intentar ocultar esto que es tan claro
Mi mundo se viene abajo cuando no estás cerca

Aquí está mi confesión
Podría ser tu posesión
Chico, necesito que me toques
Tus besos amorosos
Con toda mi fuerza lo intento
Pero no puedo negar esto

Voy a citas pero estoy soñando contigo
Estaré bien pero me derrumbo

Intento decir adios y me ahogo
Intento alejarme y tropiezo
Pensé en intentar ocultar esto que es tan claro
Mi mundo se viene abajo cuando no estas cerca

"Tengo una gran imaginación pero, a veces, me gusta que las cosas sucedan de verdad"
Ally McBeal a Bobby Donnell

jueves, 27 de noviembre de 2008

Ilusión


Falta menos de un mes para la llegada de la Navidad. Me da la sensación de que este año no están tan pesados con el bombardeo publicitario, quizá sea porque no estoy viendo mucho la tele. También tengo la sensación de que hay menos ambiente navideño por las calles, será que ya no vivo a cinco minutos de Plaza Mayor ‒todavía no entiendo por qué a los Madrileños les da por comprarse pelucas de 20€ y pasearse con ellas en estas fechas‒ no veo lucecitas y escaparates decorados, será que en una urbanización en el culo del mundo eso no se estila. El caso es que todavía no siento ese regusto a fiesta familiar.

Diréis que soy una hipócrita, porque a falta de un mes ya estoy pensando el ello, pero es que en Mayo ya imagino las vacaciones de verano, así que no hay nada que reprochar.

Una cosa que no puede faltar en Navidad, además de los turrones, el cava, las reuniones familiares y los programas tipo “Noche de fiesta”, es la lotería. Yo ya tengo mi número. Es cierto que otros años compro más de uno ( y rifas y particiones del bar de abajo....) pero este año sólo compré un número.

Además es un número precioso, tiene un 7 y un 4 y la suma de todos es 20. Es tan bonito que seguro que me toca. ¿A que todos pensamos lo mismo? Este año igual toca. El caso es que cada año nos gastamos un montón de dinero en ilusión. El caso es que el año próximo seríamos más ricos si no fuéramos unos ilusos y ahorrásemos ese dinero “invertido”, junto con el del tabaco que prometeremos dejar en Año Nuevo, el de la revista/periódico que compramos durante la semana, el de las copas de más, el de “necesito un capricho”, el de “me voy a apuntar al gimnasio”, el de “hoy no me apetece cocinar”, el de “tengo que renovar mi armario que parece que aún vivo en los '90”... El caso, es que sentimos la necesidad de comprar ILUSIÓN.

Sí, porque ya no somos niños, ya no nos ilusiona casi nada que no esté relacionado con un valor material, un ascenso, unos zapatos, un viaje... quizá el amor sea una excepción. Pero, como la lotería, casi nunca toca, quizá una pedrea, un reintegro, una aproximación. Pero el premio gordo... ese, parece que sólo les toca a unos pocos. Y aún así, es una ilusión tan fugaz...

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

‒Calderón de la Barca‒

¡Pues a soñar se ha dicho! ¡Mucha suerte a todos con vuestros números de la suerte! Que aunque la ilusión a veces haya que comprarla, la esperanza nunca se pierde.

martes, 25 de noviembre de 2008

Sólo quiero caminar


Estoy harata de escribir y escribir y no poder publicar nada aquí, últimamente escribo mucho, pero por respeto, pudor o yo que sé, me autocensuro y me limito a actualizar con relatos viejos, canciones o estractos de los textos menos escabrosos. No sé, necesito un tiempo para volver a encauzarme, por ahora me limito no detener mis pasos, no tropezar con las mismas piedras y estamparme sólo contra un espejo del que tengo la certeza, dejará de reflejarme antes de que acabe el año, aunque ni siquiera sé si eso va a ser bueno o malo... Sólo quiero caminar.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Dónde está el frío?



Miro las agujas de un reloj que no existe. Siento los segundos palpitando en mis sienes. Noto las horas resbalando por mis párpados para obligarles a cerrarse.

Estoy enfrascada en una lectura y, mientras los momentos ociosos corren raudos para desvanecerse en la noche, los de obligaciones pesan en mis hombros y me hunden los pies en el fango del pasado. Cuando no me sobresalta una canción, lo hace una fotografía.

Miro por la ventana anhelando una lluvia y un frío que no acaban de llegar y mientras espero, me abraso yo sola. Me arden la piel y los sentidos y mantengo los ojos bien abiertos, como en aquella habitación de paredes verde pálido donde una vez me tomaron por loca.

martes, 18 de noviembre de 2008

Los viejos vinilos de mamá (II)


Esta mañana me levanté caturreando un estribillo que decía, "Baby what a big surprise..." y mientras desayunaba hice memoria hasta que recordé de dónde venía esa canción: Era la cara A de un single de Chicago que tenía mi madre.

Aquí os dejo la canción:



Letra:

Right before my very eyes
I thought that you were only fakin'it
And like before my heart was takin'it

Baby what a big surprise
Right before my very eyes

Yesterday it seemed to me
My life was nothing more than wasted time
But here today youve softly changed my mind

Baby what a big surprise
Right before my very eyes

Just to be alone
Was a little more than I could take
Then you came to stay

Hold me in the morning
Love me in the afternoon
Help me find my way

Now and then just like before
I think about the love I've thrown away
But now it doesn't matter anyway

Baby, what a big surprise
Right before my very eyes


Traducción:


Justo ante mis propios ojos
pensé que sólo fingias
y lo parecía antes de que mi corazón lo pillara

Nene, que gran sorpresa
Justo ante mis propios ojos

Ayer me pareció
que mi vida no era más que tiempo perdido
Pero aquí, hoy, suavente, has cambiado mi mentalidad

Nene, que gran sorpresa
Justo ante mis propios ojos

Estar sola
era un poco más de lo que podía soportar
entonces viniste para quedarte

Sostenerme por la mañana
amarme por la tarde
ayudarme a encontrar mi camino

De vez en cuando pienso
en el amor que he tirado
pero ahora eso no importa de todos modos.

Nene, que gran sorpresa
Justo ante mis propios ojos

sábado, 15 de noviembre de 2008

Sueños húmedos


Sonaba “Son of a preacher man” cuando entré por la puerta, de esas de típico Saloon del Oeste. Me acerqué a la barra y pedí una cerveza. Entonces su voz me sorprendió por la espalda.

‒Bienvenida.

Me giré despacio, después de todo, no sabía a quién me enfrentaba. Le miré a los ojos y sonreí.

‒¿Me permites? ‒cogió mi cerveza y caminó hacia una mesa que había en la esquina‒ Me alegro de que hayas venido.

‒¿Porqué no habría de hacerlo? ‒respondí.

‒Bueno, no sabes nada de mí.

‒Y tú ¿qué sabes de mí?

‒Que esta noche necesitas a alguien como yo.

‒Todavía no estoy segura de eso...

‒Sólo dime si prefieres despertarte con la alarma de tu reloj o con las contracciones de un orgasmo.

Cuando los escorpiones se enredan en mi pelo.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Presentimiento


Es horrible.
¡Es horrible!
Angustia, miedo, rabia... Una sensación que ahoga.
Llanto que no sabe salir y se atraganta. Y duele.
Un pálpito, una certeza...
Quizá sólo sea mi cerebro podrido, quizá mañana lo vea todo rosa. Ojalá.
Esta noche no sé si querré dormirme.
Me rechinan los dientes, se me salen los ojos de las órbitas y olas de calor me invaden y ráfagas de ira me agitan... Y me hundo en un horrible temor.

martes, 11 de noviembre de 2008

Rescatando recuerdos


Para no perder la costumbre aprovecho este momento de soledad para perderme en los recuerdos. Acompañada del transistor de mi abuelo, que lleva más de cinco años con las mismas pilas gordas y la mítica cinta, recopilatorio del verano '98 por lo menos, con “El trapecio” y “Los pájaros de barro” de Manolo y esa de No Dubt que nunca me abandona.

Esperaré y si no vuelves, bajo el olivo me quedaré dormido”

Este verano no hay forma de ver el mar, con su arena hirviendo, sus olas, ese vaivén que acuna las siestas, la espuma que borda y escuece. Salitre y sol, rumor y calma. No soy de mar, pero podría vivir junto a él.Ver los atardeceres en los que una gran galleta se sumerge en una inmensa taza de café, para luego amanecer como una naranja saliendo de una enorme copa de cava.

Lo cierto es que el verano no parece tan verano sin playa, sin paseos por la arena, recoger conchitas, observar los bichejos entre las rocas y lanzar algún alga a la cara de alguien. El silencio rodeado de sonidos de playa, el tacto de una mano con arena que extiende la crema protectora por mi espalda, las sombrillas que se escapan, los cuerpos luciéndose sin complejos aparentes, el olorcito a sardinillas asadas...

Mirar la inmensidad y sentir lo pequeños e indefensos que somos en realidad.

08/08/08

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Hijab


Todo comenzó la otra tarde cuando empezó a llover. No acostumbro a llevar paraguas y casualmente pasaba por una zona sin cornisas ni portales donde refugiarme, así que me dije que tenía que llegar a casa lo antes posible. Llevaba un pañuelo grande a modo de bufanda. Lo deslié del cuello, me lo envolví a la cebeza y eché a correr. Llegué a casa empapada, pero con la sensación de no estarlo tanto, gracias a mi ingenio para crearme una capucha, ya ves. Me quité los zapatos mientras me sorbía los mocos y entonces me vi reflejada en el espejo del recibidor. Parecía una musulmana con su Hijab.

Vinieron a mi mente entonces , infinidad de ideas y opiniones: por qué lo llevan, si realmente es una elección libre, las leyes francesas prohibiendo su uso en las escuelas... No tenía un firme posicionamiento al respecto así que me puse a investigar por la red. Encontré de todo, creo que sólo me falta leer el Corán... Al final no logré llegar a una conclusión. Lo único que sé, es que hay una serie de palabras que contienen una respuesta que aún no soy capaz de descifrar.

Creo firmemente en que ningún extremo es bueno, pero también sé que si no existieran personas que luchan firmemente por “el extremo” que consideran oportuno, el mundo no evolucionaría. Pero tampoco me quiero meter en berengenales. El caso es hallar el punto medio, ese en el que todos ceden un poco y todos obtienen algo bueno.

Tolerancia, Convivencia, Sociedad, Identidad, Religión, Laicismo y Libertad

De todos estos conceptos, el que menos acabo de entender es Libertad. Todos creemos saber qué es, pero si lo analizas detenidamente, es un término tan ambiguo... Queremos vivir en libertad, ser libres, sentirnos libres, tener libertades. Nos centramos en esa palabra sin tener en cuenta las otras seis. No dudo de la inteligencia humana, pero menos aún de su estupidez.

¿Es comparable un velo a una cresta, un piercing, un tatuaje...? Las tribus urbanas no son religiones, pero no por ello son formas de vida menos válidas, quizá cuestionables, pero eso es otro asunto. También es cierto que no todas las tribus urbanas llaman tanto la atención en su estética, como los góticos por ejemplo. Un velo no parece más descabellado que una gorra, pero provoca una serie de reacciones y prejuicios.

También es cierto que, aunque no se prihiban ciertos tipos de indumentaria, no son demasiado bien aceptadas por la "sociedad", incluso son impedimento para acceder a un empleo. Pero ¡cuidado! huyamos del borreguismo... queremos diferenciarnos de los demás, tener nuestro propio estilo...(que prohiban el vaquero y la camiseta, habrá suicidios masivos y los emo se cortarán las venas de una vez por todas)

Este tipo de post no son habituales en mí, pero realmente es que me resulta imposible posicionarme al respecto del Hijab, por eso me gustaría que vosotr@s me regalaseis vuestra opinión.

Gracias. Un saludo!!

A favor:


En contra:

jueves, 30 de octubre de 2008

Abrázame


A penas un segundo entre mis labios y luego desapareció. Iba a decirte tantas cosas... pero cuando vi tus ojos me callé, no era momento de discursos, estaba allí sólo para ti, sólo por ti y nada de lo que pudiéramos decir en aquel momento serviría de mucho. Tú y yo, abrazados, tan cerca que no alcanzo a recordar otro momento en el que hubiéramos estado tan unidos. Casi no podía verte de lo cerca que te tenía, casi no podía respirar de lo fuerte que nos apretábamos, del ímpetu con el que nos amábamos mientras acechaba la muerte.

martes, 21 de octubre de 2008

Dulce café sin azúcar


Había pedido la tarde libre en la biblioteca.

Incliné el espejo hacia delante para poder verme de cuerpo entero. La esfera plateada del collar que había colgado en una de sus esquinas penduleó como una plomada indicando la perfecta verticalidad. Me miré los zapatos. Respiré hondo, metí las llaves en el bolso y cogí el paraguas.

Mientras bajaba la escalera, el eco del taconeo se mezclaba con las vibraciones de vidrio y aluminio que producía el viento de la calle en el portal. Miré el reloj, no solía llevarlo así que tenía en la muñeca la sensación de que un cuerpo extraño la apresaba, un último vistazo en el espejo que hay junto a los buzones, qué poco me iba a durar el pelo liso…

Al abrir la puerta noté el frío y mi cuerpo decidió que cuanto más rápido caminase, menos posibilidades de congelación tendría, así que abrí el paraguas confiando en que no se diera la vuelta y resistiera el trayecto sin romperse.

Llegué a la cafetería quince minutos antes, pedí un café con leche fría al camarero mientras me quitaba el abrigo y la bufanda. El cuello vuelto me picaba, notaba un calor horrible allí dentro, seguro que tenía la cara roja así que entré al baño para refrescarme. Los primeros bucles habían hecho aparición en mi peinado y tenía los zapatos empapados. Suspiré, forcé una sonrisa mientras erguía la cabeza y regresé a la mesa.

Me tomé el café sin ganas y sin azúcar. El reloj me estaba torturando, era de esos sin hebilla, con cierre metálico. No podía dejar de rascarme la muñeca y el picor en el cuello no cesaba. Seguía sudando así que pedí un vaso de agua.

A las cinco de la tarde ya me había comido el carmín, media manicura y tenía sobre la mesa dos cafés, dos vasos de agua, cinco colillas en el cenicero y un reloj con la correa rota. Había ido tres veces al baño, llamado a siete personas y sólo me quedaba algo por hacer. Irme.

Me acerqué a la barra para pagar y no pude evitarlo, le pregunté al camarero si le había pasado algo a la chica que trabajaba en el turno de tarde. Me dijo que había estado por la mañana, que esa tarde tenía que ir a hacer no sé qué a la biblioteca.

jueves, 16 de octubre de 2008

Mensaje de texto guardado


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04:05:50
12/07/2008

Ya q carezco d papl y boli,no m qda otro rmdio q usar l mov.No es1buena noxe,insomnio,calor,silencio y soledad d la q duele +q ninguna xq oy no duermo solo.M veo n1 cama extraña,ls pareds sm caen ncima,los muebls m atosigan e invadn y sus manos ni se acercan y si lo intntan s xq m notan rsoplar.Yo le ignoro cn la speranza dq vuelva a la carga sta vz con bsos,kricias y palabras.Q se d cuenta q lloro n silncio.Qm dsee y m busq.Q dje d ronkr al-.Sta noxe no ay luna,o xlo- dsd st cubiculohelado,niel niyo la vems.

viernes, 10 de octubre de 2008

La fuente de los secretos

Dedicado a Sils.


Érase una vez un pueblo perdido en la montaña donde nunca pasaba nada.

Bueno, nunca, es decir demasiado.

Resulta que el pueblo había sido construido sobre las raíces de un tejo milenario, que crecía junto a una enorme roca, de cuyas grietas manaba una fuente. Aquella fuente era la culpable de que unos día al año, en aquel rincón que coronaba los montes de la comarca, ocurriesen sucesos increíbles.

Contaban las ancianas que aquella fuente escuchaba los secretos, ocultaba a los pecadores y saciaba la sed de los curiosos.
Pero aquel fenómeno sólo ocurría cuando estaban a punto de caer las lágrimas de San Lorenzo.

En esos días, el pueblo se llenaba de peregrinos que querían deshacerse de los secretos que los atormentaban por dentro, otros buscaban respuestas, algunos, bebían de sus aguas con la esperanza de que sus deseos se realizaran.

Como el pueblo era pequeño, los lugareños albergaban aquellos días a cuantos visitantes pudieran, llenaban las camas con dos o tres personas, extendían colchones de lana en los desvanes e incluso junto a las cuadras. La hospitalidad era tal, que los manjares nunca faltaban y cada anfitrión competía por tener a sus huéspedes mejor alimentados que los demás. A cambio, lo que recibían eran los días menos solitarios del año.

Pero pasó el tiempo y la gente que allí acudía se olvidó de la magia para limitarse a pasar unos días retirados del mundanal ruido. Disfrutaban de los paisajes, los paseos y las historias que las ancianas que los acogían contaban una y otra vez. Ya nadie creía en aquellos misterios. Nadie iba a la fuente nada más que para coger agua fresca.

Nadie, salvo cuatro mujeres. Año tras año subían a aquel pueblo y se sentaban juntas en la fuente horas y horas. En el pueblo las conocían como Las Maésulas. No dormían en la misma casa, pero cada tarde se encaminaban juntas hacia la fuente. Allí se sentaban en círculo y comenzaban a hablar en un lenguaje que nadie entendía. Sus murmullos se mezclaban con los del fluir del agua y aquella melodía era tan maravillosa que poco a poco algunos se unieron a ellas:

Un ermitaño que casi parecía un guerrero vikingo. Siempre estaba fumando, en silencio, escuchaba todo lo que allí se contaba y sólo de vez en cuando les regalaba una sabia frase escondida bajo un halo de humor negro, como el humo que salía de sus labios tras cada calada.

Un hombre ilustrado, que hacía suya la frase "Mens sana in corpore sano". Llevaba sus libros de acá para allá y les explicaba los misterios que encerraban las palabras y les aconsejaba que una buena carrera matutina les despejaría la mente.

Dos hermanos, iguales como gotas de agua salvo por un detalle: no se parecían en nada. El uno dedicaba su vida a los placeres del mundo, organizaba rutas de desenfreno donde todos acababan ebrios. Su mayor aspiración era surcar los cielos y excitar a las masas. El otro, más recatado en las formas, soñaba con la justicia tanto y tan rápido, que cambió los libros por las armas para defender aquello en lo que creía. Aunque lo que realmente le hacía feliz, era un grupo de pupilos a los que enseñaba que la vida no es un juego y, si lo era, había que saber jugarlo.

Un hombre que parecía una gárgola, no sabías si daba risa o miedo, si bromeaba o hablaba en serio y si se mezclaba con el alcohol era una bomba. Pero llenaba de momentos irrepetibles aquellas noches y encerraba un interior regio bajo aquella apariencia raquítica pues, además de ser pequeño, más pequeña parecía llevar la ropa.

Además, a veces, se les unían también un niño en busca de la verdad, que no sabía estar callado; el hermano pequeño del hombre ilustrado, al que siempre acompañaba una sombra fraternal; una mujer a la que le perdía la curiosidad y le rodeaba la suerte; y un genio loco lleno de teorías y experimentos sorprendentes.



Una noche, la última de aquel año, el agua les contó un secreto terrible: se acercaba el fin de aquel lugar, el tiempo separaría el grupo, luego secaría la fuente y por último mataría al árbol, quedando todo sepultado en el olvido absoluto.

La primera en caer fue una de las mujeres, Évela, llevándose consigo a los mellizos y la mujer afortunada. El ermitaño y el hombre ilustrado también dejaron de ir a la fuente, aunque alguna vez se les vio por el pueblo como tantos otros que llegaban para descansar unos días. El niño, el hombre gárgola y el genio loco siguieron yendo unos años más, pero acabaron sucumbiendo.

Silene y Alíope temían que Mirkina pronto abandonase. Quizá ellas acabarían también como los demás, así que ambas decidieron aliarse para combatir al olvido que amenazaba aquel lugar. Tenían que escribir la historia para que nunca se olvidara, pero sabían que aquella fuente escondía muchos secretos, demasiados, siglos de secretos que si fuesen revelados, sumirían a la humanidad en el caos que provocan la desconfianza, el temor y la ira.

Se hicieron dos manuscritos. En uno de ellos se contaba la historia tal cual había sido, todos los secretos, los nombres, los actos, toda la verdad. En el otro, se contaba la misma historia, pero nada de lo que allí se podía leer era cierto. Ambos manuscritos fueron custodiados por Silene y solo Alíope sabía dónde se encontraban.

Lo que en aquellos encuentros sucedía solo lo sabe la fuente, la luna y uno de los manuscritos que aquellas mujeres decidieron escribir para que el tiempo no arrebatara totalmente la magia de aquel lugar.


<<Últimas noticias: Un grupo de biólogos, técnicos medioambientales y espeleólogos encuentran manuscritos, aun por datar, en la sierra de Los Ancares. La noticia se produce cuando los expertos mencionados se encontraban en esta zona para investigar la enfermedad que padece uno de los Tejos más longevos del mundo. Al parecer, el árbol sufre un extraño mal que podría estar relacionado con la sequía que produjo en la zona la explotación de un acuífero que se hallaba bajo sus propias raíces. Los primeros datos que se han hecho públicos confirman que se trata de dos textos cifrados; por lo que aún no se conoce su transcripción. Algunos criptógrafos aventuran que podría tratarse de los originales que dieron lugar a las leyendas de Silene y Alíope, apologistas del secretismo y la ocultación, según la tradición oral de la zona y, descubrirían la verdadera naturaleza humana.>>

Los días iguales


A Delfinita.

Sentada en el mismo sofá donde hizo reír a tantas generaciones, las horas son iguales para ella, los días son siempre el mismo día. Las caras son las mismas, el tiempo no pasa. Yo sigo siendo la niña de 16 años a la que daba los cinco duros que sobraban del pan. A veces soy su nieta, a veces soy su hija, a veces soy su madre, otras, no soy.

La despierto cada mañana y, que horror ese segundo en el que entro a la habitación cantando una de sus coplas mientras subo la persiana, ese segundo en el que deseo tanto que siga respirando como temo que no lo haga, y con sus ojitos escondidos bajo la piel descolgada, me mira sin saber a penas donde está; le doy un beso y le digo “Despierta rubita, que ya es hora”.

A pasitos cortos e inestables va llegando al baño, la aseo, la visto, y le cuento el día, como si se fuera a enterar: “¡Hace un día más bueno…! Y eso que ya estamos acabando el verano, ¿sabes de qué año? de 2008. Hala, vamos a desayunar que después voy a hacer la compra. ¿Te apetece pollo?” Y mientras le sirvo el café con leche ella pregunta “¿Estamos solitas? ¿Y mamá?”. “Mamá fue a trabajar y esta tarde las que vamos a trabajar somos nosotras ¿vale? que tenemos que hacer salsa de tomate”. “Bueno, trabaja tú y yo te miro” Me contesta riéndose.

Y así con la charla ya la tengo lista y la siento en el sofá para que lea un rato. La misma revista todos los días, los mismos titulares grandes, las mismas incoherencias. Otras veces dormita, otras se levanta para ver pasar el Valcarce por la ventana. Aunque su juego favorito es separar alubias de garbanzos que tenemos mezclados en una cesta, se pasa horas la mar de entretenida, “¡Quiero trabajar!” me dice y yo cojo, se lo mezclo otra vez y vuelta a empezar.

Imagino que las noches son lo peor para ella, cuando su cerebro quizá recobre la lucidez por instantes, o la pierda más, ya no sé. Pregunta por el abuelo, o no sabe ni dónde está. Pasea y pasea al baño una y otra vez, a veces solo para sentarse, igual es que se le olvida para qué se levantó…

Pero su sonrisa y su cariño son perennes, no te niega un beso, ni un chiste, ni una canción:

“Que triste es la vida tan lejos de ti, sabiendo de cierto que es de otra el amor”

“Amor con amor se paga y tu lo verás, tus besos y tus caricias me harán olvidar”

“Me quisiste, me olvidaste, me volviste a querer, zapato que yo me quito, no me lo vuelvo a poner”

viernes, 3 de octubre de 2008

Horas desesperadas



Desespero aquí sentada, esperando nada, dejando que pasen los segundos en un reloj que se para si no le doy cuerda cada noche. Si salgo me visto para ti, me peino para ti, camino para ti. Pero nunca estás. No estás porque te olvidaste el corazón en aquellos besos, en las prisas, los rincones húmedos y las palabras sinceras. Y a penas un segundo aguantando la mirada, vigilarnos en la distancia… Darle cuerda al reloj cada noche para que siga marcando las horas, para seguir desesperándome.

Tómate todos los cafés por mí, sin mí. Recorre aquellos rincones, los de piedra y los de piel, los de hierba, los de papel. Túmbate sobre el cemento, sin mi regazo de almohada, sin mis labios. Sin ti nada es lo mismo, no tengo vida que vivir estos días, todos iguales, ni tengo tardes que compartir, ni nada por lo que luchar. Me robaste el ánimo, ya solo me quedan veladas de butaca y persiana bajada, de hastío tras los cristales. Con qué cara voy a los bares, a todos aquellos lugares llenos de recuerdos. No, sola no, aun no tengo valor. Mientras tanto desespero aquí sentada.

jueves, 25 de septiembre de 2008

De Caracoles


La afición del caracol es, además de una afición, una forma de vida.

No me refiero a llevar la casa a cuestas, como podrían pensar muchos, sino al hecho de ocultarse cuando algo inesperado sucede, luego sacan un cuernito tras otro con cuidado, examinan la situación y, si ven que la cosa va bien, sacan todo el cuerpo fuera. Por supuesto siempre les queda la opción de no asomarse.

También el hecho de tener una concha les es útil, les hace más fuertes, están más protegidos. Aunque ante un zapato desaprensivo o el pico de un ave, toda la protección se convierte en cárcel y, el dulce hogar, en un acogedor ataúd.

Otra característica del caracol son sus ojos, a pesar de tener cuatro tentáculos, sólo dos de ellos tienen un puntito negro por el que se supone que ven. Yo creo que en verdad ahí no tienen ojos, simplemente son unos apéndices que les sirven para ser conscientes del mundo que los rodea. Al contrario que en la especie humana, que cuando se tienen cuernos es cuando menos conscientes de la realidad somos.

El caracol además es hermafrodita, esto viene a significar que dos caracoles se encuentran y uno le dice al otro:

-Oye, ¿tú prefieres ser trabajador a jornada completa, atender el hogar y cuidar la prole así como parirla? ¿O prefieres ser el cabeza de familia?

O bien un:
-A ti del toro, ¡qué! ¿Te gusta hasta el rabo?

Incluso un:
-¿Prefieres las almejas de la mar o de lamer?

En fin, que para eso de quererse se tienen que poner de acuerdo, a ver quien sufre y quién martiriza. Quien pasa hambre de besos, quién sufre exceso de control, quién es quién, vamos.

martes, 23 de septiembre de 2008

De Película



Para una persona que sueña despierta,
que se sumerge en el séptimo arte
hasta el punto de no saber bien si está entrando o saliendo del cine,
que se deleita soñándose en medio de una escena...
Qué mejor regalo que un cumpleaños de película.

Una vez más me regalaron el papel protagonista de una maravillosa fantasía,
podría ambientarse en cualquier época,
podría tener diversas tramas, pero esas escenas,
la de la cena bajo la luz de la luna,
la de los besos bajo el agua,
la de contemplar unas vistas maravillosas abrazados en un balcón,
pasear de la mano por los siglos,
cabalgar por un bosque
y querernos todos y cada uno de los segundos que pasamos juntos,
esas escenas perdurarán siempre en mi recuerdo.

Gracias con toda la dimensión de la palabra.
Gracias con el alma, el corazón y las vísceras.
Gracias mi amor...

viernes, 12 de septiembre de 2008

Con los pies en el Río



¿Acaso no sabes por qué meto los pies en el río?
Porque así enfrío las melodías que despiertan en mi cuerpo los sueños.
Porque prefiero ver un amanecer plateado a un dorado atardecer.
Y regresar a casa a pesar de todo.

Dame una tarde, un paseo bajo los árboles y te haré sentir la fuerza que tiene un silencio de verdad.
Te enseñaré a escuchar que no hay nada ni nadie que te haga estremecer así, que te atraviese.
Déjame que te lo enseñe.

Y cuando comprendas, querras regresar, como yo, a aquel instante en que bastaba estar juntos, respirar y vivir una tarde bajo la arboleda.
No importa lo que quieres, ni lo que tienes, ni los problemas.
No importa quién eres, ni quién sueñas ser, ni a quién querrías tener.

Dame una noche y un cielo estrellado.
Sólo túmbate junto a mí, mira como brillan los difuntos.
Quizá mañana no haya sol, pero ahora, mira la luna.
¿No es lo que siempre has querido ser, parte de algo maravilloso?

Y si nada de esto te emociona, entonces, deja esa coraza junto al pantalón y siénteme a mí, que tengo árboles, ríos y estrellas, hasta la luna si la necesitas.
Incluso un amanecer plateado.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Mañana



La distancia nunca fue buen amante, quise empezar de nuevo y así mi locura cesó.

Sólo me sirven tus brazos, no encontraré nadie mejor, nada podría ser mejor.

Incluso cuando los días sean grises, sé que me cogerás la mano.

Mañana, cuando todo cicatrice, amaneceremos bajo el mismo cielo azul.