lunes, 29 de julio de 2013

Hay que ser valientes



Últimamente no he tenido tiempo ni para morderme las uñas, como quien dice. Demasiadas cosas que hacer, demasiadas cosas en la cabeza y demasiadas cosas sucediendo a mi alrededor como para prestar atención a todo. Ayer por fin tuve un momento para pensar. El verano para mi comienza con incertidumbre, planes y retos que afrontar, pero mirando un poco alrededor, este año muchas cosas han sucedido y están sucediendo. Diría que es un año transcendental, de esos de dar un paso adelante y crecer. De ser valientes.

La semana pasada vino al mundo Naroa, la primera hija de una amiga, en unos meses llegará una “palleiriña” también y eso te hace pensar mucho. Ya no somos niñas que jugamos con muñecas, aunque a veces aún veamos eso más cerca que el llevar a los retoños a la guardería… Dicen que la adolescencia es dura, pero yo creo que el acercarse a la treintena es una etapa más complicada a nivel mental. Supongo que es cuando de verdad tienes que ser ya una persona adulta y no se te permiten tantas licencias de juventud.

Por otro lado, el golpe que han sufrido los gallegos con el accidente de tren también hace reflexionar a uno sobre cómo la vida se puede escurrir en un instante y todos los planes a corto o largo plazo se esfuman y con ellos viene la tristeza en el alma de los que se quedan. Escribía esto al respecto hace dos días:

“Gente como cualquiera, como yo cuando cojo el bus para ir a mi casa, después de un año duro, vas a casa por vacaciones o aprovechas el puente para ver a los tuyos, y no vas por carretera, vas en tren o en bus, ¡que nunca pasa nada! y encima estás llegando a la estación, te levantas ya a por la maleta, porque tienes ganas de salir el primero y ver a quien te ha ido a buscar y tienes cincuenta planes para ese fin de semana, o para esas vacaciones y estás feliz porque vas a pasar unos días con los tuyos, lejos de la universidad, o del curro, o de una ciudad que no huele a naturaleza... y de pronto estás muerto. Y se acabó todo.”

Pues antes de que se acabe todo, ¡habrá que empezar todos los planes que se puedan! Y vivir un verano especial, para empezar una nueva etapa maravillosa.



Feliz verano a todos e una lágrimiña de lembranza e una aperta agarimosa a todos os galegos.