sábado, 10 de julio de 2010

Para los nietos de los abuelos

Parece que este año las abuelas y abuelos de la gente que más quiero se han empeñado en dejarnos un vacío enorme a todos. Este post se lo dedico a esas personas con todo mi cariño y una lagrimita que soy incapaz de contener.


La Historia
Emilio escribía historia, que no historias. Le apasionaba tanto que había escrito muchísimos libros que nunca salieron del cajón de su escritorio, salvo para enseñárselos a su nieta cuando llegaba del cole a comer.
De tanto escribir sobre historia, se le fue borrando poco a poco la suya hasta que en su memoria solo quedaron un montón de hojas en blanco.
Ahora sus libros forman parte por sí mismos de otra historia, la historia de las mujeres de su vida: su mujer, su hija y su nieta.
_Para Miri_

Con nombre propio
No recuerdo haberlos conocido en persona pero, de no ser por ellos, jamás hubiera escuchado una de las respuestas más bonitas que me han dado jamás.
A pesar de que nacieron a principios del siglo pasado, él forma parte de mi correo electrónico y ella pone nombre a muchos de los personajes con los que cuento historias en este blog.
Me gusta imaginar que él quiso irse primero para preparar el nuevo hogar ante la inminente llegada de ella.
Seguro que estos días han sacado dos sillas para ver al San Cristóbal desde lo alto de los tejados blancos de cemento.
_Para Dani_

Monte Agudo
Cuando se convirtió en bisabuela sufrió una metamorfosis de espíritu y pasó a ser una biznieta más en la casa y, a su edad, estaba en todo el derecho.
Quería acabar el camino en Monte Agudo porque aunque no le quedaba otra que vivir en el valle, ella era de montaña.
Su nieta sabe mucho de levantarse y de ser fuerte, confío en que nunca le falle esa fortaleza y siga subiendo al monte a encontrarse con su abuela.
_Para Eva_

La pastora andaluza
No era fácil guiar a un rebaño entero de ovejas blancas e inmaculadas. Ella lo hacía con férrea dulzura.
Cuando apareció la oveja negra, ella fue la primera en ver lo blanca y pura que era en realidad, yo creo que se convirtió en su preferida.
Le faltó el corazón pero supo llenar el marcapasos con todo el amor que tenía y el titanio que le corría entre los huesos la hizo aún más fuerte para seguir.
Pero ya no puede ser más pastora y ahora sus ovejas, tumbadas a sus pies esperan con tristeza, sin saber cómo van a seguir el camino, ahora que su madre va ser parte de un rebaño aún mayor.
_Para Ale_