lunes, 21 de julio de 2008

Vacaciones



Bueno, pues mañana a estas horas estaré en mi pueblo, ¡al fin!, y allí, en principio, no tengo interrnet... Así que no sé cuándo, cómo, ni con qué voy a actualizar el blog... De todas formas, prometo regresar en septiembre.

Os dejo un par de cosillas para que leais mientras...
Disfrutad del verano!! Nos leemos (cuando podamos)

Besiños!!

La urraca



Paseaba un día cualquiera por una calle cualquiera y algo brillante en el suelo llamó mi atención. Me detuvo, me agaché a recogerlo y descubrí que se trataba de un clip metálico grande y nuevecito.

Esta costumbre la venía practicando desde la infancia, cuando un día encontré una crucecita de plata y ébano que por un tiempo se convirtió en mi objeto de la suerte y que, años después, perdí en algún cajón para nunca más recuperar. A lo largo de ese tiempo había ido recopilando horquillas, arandelas, tuercas, bisutería, muelles, tornillos, monedas, trocitos de espejo, alambres...

Siempre decía que ya era hora de dejar de agacharme a recoger toda la porquería que llamaba mi atención, sin embargo, un impulso en mi interior, hacía que siempre me decidiera a rescatar el posible tesoro de la vía por la que en ese momento lestuviese caminando. Si el objeto en cuestión no me agradaba, lo dejaba en algún bordillo o rincón para que otra urraca humana lo aprovechase. Si el objeto me interesaba en alguna forma o manera, lo limpiaba meticulosamente y lo guardaba en una lata redonda que en su día habían estado rellenas de galletas de té.

- No me dí cuenta, no la ví, no había nadie cruzando, no sé... De repente, apareció de la nada.

Oía ruido de sirenas, murmullos... Abrí los ojos. Estaba tumbada, rodeada de cables y con una mascarilla de oxígeno. Una mujer se inclino sobre mí, "Está consciente" dijo. Pero todo se desvaneció de nuevo.

Abrí los ojos. La habitación estaba oscura. Un señor dormitaba en el sillón que había junto a lo que parecía mi compañera de habitación. Entonces me dí cuenta de que había también un sillón a mi lado. En él dormía un joven al que no había visto en mi vida.

Intené incorporarme, pero un dolor atroz me atravesó el costado y un lamento salió de mi garganta.

- No te muevas, tienes tres costillas rotas. Y la pierna. Y... me temo que la cabeza se ha llevado un buen golpe también. Soy Pedro. Gracias a mí estas aquí, bueno, más bien por mi culpa... No te vi y de repente, estabas debajo del coche, no sé. Me dijeron que no llevabas documentación, solo unas llaves y este clip. Y encima con los nervios me he puesto a jugar con él y... ha quedado inservible.



-Por eso no debéis recoger porquería del suelo, ¿entendido?

-Sí mamá... pero sino, no os hubierais conocido...

Distancia



Tantos años arrastrando esa frase... esa que quise creer que no siempre se cumpliría y que, al parecer, retorna pare llenar de angustia mi pecho:

"Sólo se ama lo que no se posee totalmente..."

Y para más INRI, descubro esta otra:

"No hay paraíso hasta que se ha perdido"

Ambas de Marcel Prous, a quién pertenece el siguiente fragmento:

...." Como la naturaleza, la inteligencia tiene sus espectáculos. Nunca las auroras, nunca los claros de luna que me han hecho delirar tan a menudo hasta las lágrimas, han sobrepasado para mí en apasionada ternura ese amplio incendio melancólico que durante los paseos del final del día, matiza tantas aguas en nuestra alma, que el sol cuando se pone, hace brillar en el mar. Entonces precipitamos nuestros pasos en la noche. Más que un jinete al que aturde y embriaga la velocidad creciente de un animal adorado, nos entregamos temblando de confianza y alegría a los pensamientos tumultuosos a los que, cuanto más los poseemos y los dirigimos, sentimos pertenecer cada vez más irresistiblemente. Es con emoción afectuosa que recordaremos el campo oscuro y saludaremos las encinas llenas de noche, como el campo solemne, como los testigos épicos del impulso que nos arrastra y que nos embriaga. Elevando los ojos al cielo, no podemos reconocer sin exaltación, en el intervalo de las nubes aún conmovidas por la despedida del sol, el reflejo misterioso de nuestros pensamientos: nos hundimos cada vez más rápido en el campo, y el perro que nos sigue, el caballo que nos lleva o el amigo que se ha callado, más aún, cuando a veces no hay ningún ser viviente a nuestro lado, la flor de nuestra solapa o el bastón que revolotea alegremente en nuestras manos febriles, reciben en miradas y en lágrimas el tributo melancólico de nuestro delirio. "

"L'amour physique est sans issue"

martes, 15 de julio de 2008

Juegos de Jardín

Margarita estaba feliz.

Al fin la dejaban salir sola a la piscina.

Por aquellas alturas del verano, en la urbanización quedaba poca gente y ella se aburría cosa mala, no dejaban que saliese al jardín hasta las seis, porque decía su padre que Lorenzo picaba mucho. A ella, en casa, sin nadie con quien jugar, se le hacía eterna la espera, menos mal que luego el sol de la tarde casi se mezclaba con la hora de la cena. Además, ese día era uno de los mejores, porque el tío Cristobal mandaba una caja de bombones que, como venían medio derretidos, parecía que estallaba el chocolate dentro de la boca.

-¿Dónde va tan rápido señorita? Ven aquí que te eche crema -dijo su madre cuando la vio salir embalada por la puerta. Aguantó la tortura y salió al fin.

-Papá, hínchame la colchoneta, porfi.

Su padre, que estaba removiendo la tierra del trozo de solar que aún quedaba sin adecentar, dejó el rastrillo en el suelo y se acercó a su niñita.

-Trae aquí -le dijo.
-¿Vas a poner más flores, papá?
-Fffffffffffffffsh. No cariño. Ffffffffffffffffffffsh. Ahí voy a poner césped para que podáis tomar el sol.

En cuanto tuvo la colchoneta lista, la tiró al agua y ella se fue detrás. Chapoteo y chapoteo, puso en práctica lo aprendido en clases de natación, se tiró veinte veces: de cabeza, a bomba, en carpa.

-¡Ten cuidado! -gritó su padre antes de entrar en casa.
-¡Sí papá! -le contestó-. "Al fin sola ¿y ahora qué?" -pensó-.

¡¡¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!

"¿Qué era eso?" Debía investigar: Se puso las gafas supersónicas con visión submarina y llamó a su fiel amigo Aquaticpez que la remolcaba por las aguas turbulentas del Lago Embrujado. Se arrastró por las arenas hasta un escondrijo que había camuflado entre unos arbusto. Allí lo vio:

Era el malvado Vecineitor, que pretendía destruir el ecosistema de la zona con su máquina exterminadora. Y también estaba su secuaz Carlitoxic, que tenía un frisby tóxico que quemaba todo lo que tocaba.

-Oh Diós mío, ¡me ha visto! ¡No! ¡El frisby viene hacia aquí!
-Aquawoman, ¡date por muerta! ¡Súper poder tóxico! -gritaba Carlitos desde el otro lado del seto.
-¡Chiw! ¡Chiw! ¡Chiw! -respondía Margarita con su pistola invisible de rayos paralizantes, mientras los dos se partía de risa tirados en el suelo, cada uno a un lado del seto.

Eran los mejores amigos y siempre lo serían.




Margarita estaba feliz.

Al fin disfrutaría de un fin de semana con la casa sólo para ella.

Desde que nacieron los mellizos, ya hacía cuatro años, la familia no se había despegado ni se había permitido el lujo de ir de vacaciones, pero ese fin de semana los progenitores decidieron acercarse a Cartagena para que los niños conociesen el mar. La razón de que Margarita se librara de ir, era que debía recoger un paquete de chocolates que el tío Cristobal mandaba cada 10 de Julio a sus únicos sobrinos.

-No se le podía ocurrir nada mejor que chocolates en verano, este hombre está de coña -murmuró Margarita mientras firmaba la entrega al mensajero.

Eran las seis de la tarde y hacía sol, así que salió a la piscina. Al pisar el césped bladito recordó las palabras de su padre "Acuérdate de encender el riego a las diez, y no se te ocurra tomar el sol fuera de la tumbona que se estropéa la hierba". Iba a hacer algo mejor que eso. No había nada más relajante que dejarse mecer en la piscina, tumbada en la colchoneta de los Lunis de sus hermanos. Y allí estaba, flotando, al calorcito, haciendo nada y de pronto... "Oh Dios mío, ¡es Sergio Gómez de 3º C! ¡En mi jardín! ¡y viene hacia el agua! ¡Ay madre!"

¡¡¡BBBBBBBBBBBRRRRRRRRRR!!!

-¡Pero qué co..! -Y el agua se la tragó.

Salió salpicando a diestro y siniestro, medio ahogada y expulsando mocos a mansalva por la nariz. "A quién se le ocurre ponerse a cortar el césped en medio de una fantasía!!" Salió del agua y se acercó empapada al seto.

-Eh tú ¡Gilipollas! Casi me matas del susto.
-Parece que oigo un ladrido, ¿De dónde vendrá? -se burló el chaval.
-Carlitos no me vaciles, que hoy estoy sola y quiero relax, ¿entendido? -le dijo ella con aires de adulta.
-Oye, no hago esto por gusto, no sé si recuerdas que me han quedado dos.
-Nunca fuiste muy listo, no...
-Y tú señoritinga, casi te catéan mates por soplarle la 6 al imbécil ese.
-Y a tí ¿qué!, lo que yo haga con mi vida es cosa mía.
-Joder Marga, yo solo te digo que no te hagas ilusiones. Voy con él a fútbol y nos cuenta unas cosas... Es un flipao.
-¿A sí? ¿Vas con él? ¿Te ha hablado alguna vez de mí? Podías invitarme a algún partido.
-Joder Marga... -suspiró- En fin, si tanta ilusión te hace, jugamos mañana a las cinco. Puedes venir conmigo, nos lleva mi padre.
-¿Y que Sergio me vea llegar contigo? Ni lo sueñes, llamaré a Blanca y que nos lleve su madre. "Ay, que nervios, ¿qué me voy a poner?" ¡Ciao Carlitos! -le gritó mientas se alejaba.




Margarita estaba feliz.

Sólo le quedaba ese fin de semana en casa de sus padres y, por fin, se independizaría.

Le había salido trabajo en Zaragoza y para allá que se iba. No conocía a nadie, ni siquiera la ciudad, pero tenía ganas de empezar su propia vida de una vez. Organizarse, cocinar, pagar los recibos, pagar los seguros, pagar la comunidad... "Dios mío, cuantas cosas voy a tener que pagar ¡Y ni siquiera sé como hacer la declaración de la renta!".

-¡Así no me extraña que tengas ese culazo! ¡Jajajajajajaj! -Se burlaron sus hermanos al unísono, cuando la vieron coger un par de bombones del tío Cristobal.
-¡Iros a la mierda! Este verano El Culazo se lleva su coche y a ver quien os saca de fiesta en fiesta.

Cogió una toalla, salió al jardín y se echó en la tumbona.

-Nenita, ¿por qué no vienes al césped? Es más cómodo -dijo su madre.
-Ya sabes que papá odia que nos tumbemos en SU césped" se rió Margarita.
-¡Carmen! ¿Aún estas así? Vamos mujer, que hay que llevar a los chavales al entrenamiento y luego ya paramos en Carrefour -gritó su padre desde la ventana-. Y a la vuelta riegas tú el césped, ¡que mira cómo me lo tienes!.

Al fin tranquilidad. Sabía que ese fin de semana tocaba fiesta de despedida, así que aprovecharía las pocas horas de paz que acababa de regalarle su familia, para relajarse.

Tras unos minutos se sintió asfixiada y pegajosa, así que se metió en el agua. Estaba flotando boca arriba, sintiendo el agua entre sus dedos, notando la densidad del fluido.

¡¡¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!

Con el ruido salió de su letargo y se acercó nadando hasta una esquina. Sin sacar mucho la cabeza, escudriño entre los setos a ver si veía al culpable de su sobresalto. Allí estaba:

Sin camiseta, sudoroso, sus musculados brazos manejaban la máquina con vigor. Ahora estaba dando la vuelta, se acercaba a la zona del seto, así que se sumergió y nadó hacia el lado contrario. Esperó allí hasta que lo vio alejarse "Madre mía que espalda". Nadó de nuevo hacia el seto aprovechando que Carlos se había dado la vuelta . No podía dejar de mirarlo. En el instituto se habían distanciado y durante el período universitario a penas se vieron. Era evidente que Carlitos estaba hecho un hombre. "Mierda está aquí de nuevo" Y antes de que lograra sumergirse, sintió cómo todo se volvía rojo.

-¿Estas bien? Eh, Margarita, mírame.
-Qué ha, qué,... -balbuceó ella medio mareada.
-Tranquila, no es nada, ya casi no sangra. Salió una piedra disparada del cortacésped.

Estaba sentado a su lado, un brazo hacía las veces de respaldo y el otro sostenía la toalla ensangrentada con la que había detenido la hemorragia. Ella dejó caer la cabeza contra el pecho de él y cerró los ojos mientras aspiraba profundamente.

-Eh, Margarita, venga, levántate, vamos, ya está, no es nada, vamos.

Pero se estaba tan agusto allí, sentía una cosa rara en el pecho, le temblaba todo y una vergüenza horrible la invadió al darse cuenta de que sólo podía pensar en que sus cuerpos se estaban tocando.

-Yo...

Se miraron fijamente.

-Aquaticwoman, al fin eres mía.

domingo, 13 de julio de 2008

La Liste / La lista

boomp3.com

No tengo tiempo... Así que voy a poner la letra de una canción francesa ("La Liste" de Rose). Traducida debajo especialmente para mi Mimito.



Letra:

Aller à un concert
Repeindre ma chambre en vert
Boire de la vodka
Aller chez Ikea
Mettre un décolleté
Louer un meublé
Et puis tout massacrer

Pleurer pour un rien
Acheter un chien
Faire semblant d'avoir mal
Et mettre les voiles
Fumer beaucoup trop
Prendre le métro
Et te prendre en photo

Jeter tout par les fenêtres
T'aimer de tout mon être
Je ne suis bonne qu'à ça
Est ce que ça te déçoit ?
J'ai rien trouvé de mieux à faire
et ça peut paraître bien ordinaire
Mais c'est la liste des choses que je veux faire avec toi

Te faire mourir de rire
Aspirer tes soupirs
M'enfermer tout le jour
Ecrire des mots d'amour
Boire mon café noir
Me lever en retard
Pleurer sur un trottoir

Me serrer sur ton coeur
Pardonner tes erreurs
Jouer de la guitare
Danser sur un comptoir
Remplir un caddie
Avoir une petite fille
Et passer mon permis

Je sais je suis trop naïve
De dresser la liste non exhaustive
De toutes ces choses que je voudrais faire avec toi

T'embrasser partout
S'aimer quand on est saouls
Regarder les infos
Et fumer toujours trop
Eveiller tes soupçons
Te demander pardon
Et te traiter de con

Avoir un peu de spleen
Ecouter Janis Joplin
Te regarder dormir
Me regarder guérir
Faire du vélo à deux
Se dire qu'on est heureux
Emmerder les envieux.



Traducción:

Ir a un concierto
Repintar mi habitación de verde
Beber Vodka
Ir a Ikea
Ponerme un escote
Alquilar un piso a mueblado
Y despues masacrarlo

Llorar por nada
Comprar un perro
Hacer como que estoy apenada
Y poner velas
Fumar demasiado
Coger el metro
Y hacerte una foto

Tirar todo por las ventanas
Quererte con todo mi ser
No soy buena con esto
¿Eso te decepciona?
No tengo nada mejor que hacer
y esto puede parecerte ordinario
Pero es la lista de cosas que quiero hacer contigo

Hacer que te mueras de risa
Aspirar tus suspiros
Encerrarme todo el día
Escribir palabras de amor
Beber café solo
Levantarme tarde
Llorar sobre una acera

Apretarme contra tu corazón
Perdonar tus errores
Tocar la guitara
Bailar sobre un mostrador
Llenar un carrito de la compra
Tener una nieta
Aprobar el permiso

Lo sé, soy muy ingenua
de confeccionar una lista no exhaustiva
de todas las cosas que querría hacer contigo

Besarte por todas partes
Amarnos cuando estemos borrachos
Mirar las noticias
Y fumar siempre demasiado
Despertarte sospechas
Pedirte perdón
Y tratarte como un gilipollas

Tener un poco de muermo
Escuchar Janis Joplin
Mirarte dormir
Que me veas convaleciente
Montar en bici para dos
Decirnos que somos felices
Jorobar a los envidiosos

lunes, 7 de julio de 2008

Carta desde Kauai... (o en busca de la lluvia)

boomp3.com



Para ella, la alevosía era una forma de vida.
Él, siempre había sido un crápula.

Inseguros y temerosos, condenaron su historia al ostracismo.
Ya los comienzos fueron difíciles: Firmaron un contrato lleno de anonimatos y amores encubiertos, cuyo término, era la propia consumación.

Al principio, se enzarzaron en una batalla de evasiones y crepúsculos. Desprovistos de toda esperanza, ahogaron las llamas con besos vacíos. La cadencia de sus cuerpos cesó. La complicidad de sus miradas había sucumbido.

Aquella tarde de cielos lúgubres auguraba tormenta. Ululaba un viento frío, arremolinado, cargado de polvo y hojas muertas. En la plaza bailaba la portada del periódico de ayer. Lo sabía porque se le abrazó al zapato. Estaba allí, en medio de un vacío insoportable, esperando a la lluvia, pero sólo había oscuridad y truenos. Deseaba que lloviera para lavarse la pena: Tantas tribulaciones lo tenían sumido en una vida que no deseaba. Resolvió que lo mejor sería ir en busca del foco. Cogió el coche y se dirigió al sur.

Nunca regresó.

Al año siguiente ella recibió una carta desde Kauai (Hawai)

En ella decía: Hoy hace sol.

sábado, 5 de julio de 2008

Conectar lo inconectable


Tu mano con la mía.
En el asiento trasero,
cuando apoyaste tu cabeza en mi regazo
y te acaricié el pelo;
y tú, subiste el brazo,
y me hiciste cosquillas en la otra mano.


P.D.: Nenis... ni una palabra, lo inevitable es inevitable, estamos en julio, qué queréis?

viernes, 4 de julio de 2008

Las ocho menos cuarto


Dejó la taza del desayuno en la pila y se fue a lavar los dientes. Eran las siete y media de la mañana. Tras escupir el enjuague bucal, levantó la vista y se dio de bruces con su reflejo. A pesar de las incipientes ojeras, estaba guapa. Se puso vaselina en los labios y un toque de perfume.

Cuando salió del baño su hermana pequeña ya la esperaba impaciente en la puerta: " Tata! ya son menos veinte! ya son menos veinte! Vamos, vamoooos..." En realidad, el colegio al que debía llevarla, estaba a penas a cinco minutos caminando; pero la cada día menos pequeña Elvira, se empeñaba en llegar antes porque decía que era cuestión de liderazgo: las amigas irían a ella y no al reves, y eso le confería más poder en su círculo de amistades. ¿Cómo podía una niña de ocho años ser una estratega tan brillante?

Justo antes de salir al portal respiró profundo y, cuando puso el primer pié sobre la acera, dio por comenzada una nueva mañana. A medida que se acercaban al final de la calle se le puso un nudo en el estómago; estaban casi a punto de doblar la esquina, así que se colocó disimuladamente los pechos dentro del sostén. Volvió a respirar hondo. Eran las ocho y cuarentaitrés. Doblaron la esquina y, en la otra punta de la calle apareció él. Con una mochila verde oscuro en el hombro derecho y su cazadora negra, escuchando quién sabe qué.

Comenzó la batalla: Él se puso serio, duro, casi frunciendo el ceño y clavó sus ojos negros en los de ella. Ella, bajó ligeramente la cabeza, entornó los ojos hacia arriba para devolverle a su vez la mirada, y entrabrió los labios queriendo insinuar una sonrisa. Ninguno bajaba la vista, ninguno decía nada. Cada vez estaban más cerca, el corazón se le desvocaba, el calor la invadía y, un segundo antes de cruzarse, él bajó la cabeza y miró al suelo; ella, bajó la mirada hacia su hermana y le preguntó "¿Qué hora llevamos Elvira?".

Como cada mañana, durante el último año, ambos tenían algo que les hacía salir de casa con ilusión, se tenían el uno al otro, aunque sólo fuese unos segundos, aunque ninguno de los dos tuviese el suficiente valor para llegar más lejos. Compartían un secreto, una pasión. Compartían el momento más feliz del día.

miércoles, 2 de julio de 2008

Para no pensar



Estaba desnuda en la cama, boca abajo y al revés, con los pies en la almohada y la cabeza cerca de la ventana abierta, el calor era denso, se pegaba en las paredes y ni siquiera el terrazo permanecía fresco. Eran las cuatro de la madrugada; un conato de brisa le acariciaba la piel y un atisbo de inspiración le movía la mano. Hacía mucho que no escribía a mano, y desde luego era más cómodo y fluido que hacerlo con el ordenador. La única luz que iluminaba el cuaderno era el destello azulado y crepitante de la televisión que, a duras penas cumplía su función de acompañante insoportable en aquella velada de insomnio, ansiedad y lágrimas. Había estado todo el día ocupando el tiempo con multitud de quehaceres para no darle vueltas al asunto, pero al meterse en la cama, sola, la realidad de su vida le golpeaba insistentemente hasta que el dolor brotaba entre sus dientes y el nudillo de su índice, para escurrirse hasta la hoja de papel donde escribía para no pensar, o al menos pensar en otra cosa. Y entonces comenzó a sentirse cansada, y decidió que dormirse encima de un cuaderno con los pies en la almohada no estaba nada mal. La brisa le removió el pelo y se sumergió en sus sueños una vez más.

Añorando el balcón de San Cosme

Levantó la vista y la sorprendió la luna, casi llena,
filtrándose entre dos chopos que se balanceaban muy suavemente.
Cerró los ojos, respiró profundo y olió el aire,
una mezcla de flores y plantas la llenó por dentro
y echó de menos el aroma del asfalto recalentado, sucio
y recién regado por los barrenderos de su antiguo barrio.