domingo, 10 de julio de 2011

El ala Oeste



En el ala oeste cruje el suelo y tiembla maravillosamente con cada paso.

En el ala oeste las contraventanas filtran la luz, lo justo para vislumbrar el tiempo mecerse en los visillos.

En el ala oeste la madera y la forja cuentan historias de armarios y cajones secretos.

En el ala oeste los espejos se ríen de los reflejos que ondula moteados desde hace una eternidad.

En el ala oeste las moscas entran por el norte, dan cuarenta y siete vueltas bajo la lámpara castellana y salen por el sur entre los geranios color salmón.

En el ala oeste, por la mañana, las vecinas espían tus sueños y se mueren de envidia mientras sacuden las alfombras.

En el ala oeste se oye el mar si cierras suficientemente los ojos.

En el ala oeste canta el despertador a la hora que le viene en gana.

En el ala oeste, donde antes solo había frio y oscuridad…

Se templan los balaustres y estallan de luz los muros centenarios.