lunes, 14 de enero de 2008

Para vosotras


Para Sils.

La más caótica mente que te puedas encontrar, casi tanto como su corazón, que galopa con cada mirada que recibe, con cada beso que no puede dar y se marchita todas las noches para resucitar con nuevas fuerzas al amanecer! Rebosa amor como agua una fuente durante el deshielo. Ya vendrán a beberte cuando se acerque el otoño y tú decidirás si abrir tus caños para saciar sus paladares o guardarte para quien merezca que su sed sea calmada.
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Para Miri.

Permanecí tres días y tres noches encerrada en mi habitación. Hacía un tiempo de perros, días negros, densos, de esos que te dan dolor de cabeza, que vas atontada deambulando por los pasillos, días oscuros de tener que encender la luz a la una de la tarde, húmedos de llanto y de rabia. Pero al cuarto día me faltaba el aire ya, y tuve q salir. Bufanda, gorro, guantes, el abrigo abrigador, y el paraguas grande, que seguro que llueve mucho y los plegables no aguantan nada. Bajé las escaleras, espiral descendente que paradójicamente nos guía cada día hacia la salida. Y al traspasar el umbral y salir a la calle creí que me reventaban los ojos de dolor. Un sol extraordinario me estaba perforando. Llevaba tres días y tres noches sin abrir las persianas y no me di cuenta de que tras los chubascos de la primera mañana había salido el sol.




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