viernes, 11 de enero de 2008

Inspirada en "Maldición" de Pía Barros


Que al solo vislumbrar tu pupila mi nombre, te bulla el dolor.
Que tu piel esté infectada de mí, que te quiebres en dos si me ves de lejos.
Que deambules por la oscuridad de esas calles donde no me encontrarás.
Que te estremezcas al solo creer oír mi voz.
Que cada vez que entres en una mujer, anhelando entrar en mí, te sientas un traidor.
Que mi reflejo en tus paredes te roa los nudillos.
Que te desgarres los labios para no nombrarme. Que te doblegue mi recuerdo.
Que el pensamiento lo tengas enredado entre mis piernas, encadenado a mi aroma.
Que toda yo sea la herida abierta en tu piel ardiente y te rasgues buscándome.
Que te mortifique la incertidumbre de no tenerme nunca más.

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