viernes, 26 de febrero de 2010

Fragor


La misión de los desamparados era seguir el camino marcado a pesar de la adversidad y sin protección alguna.
Así, desarmados y sin más defensa que su valentía, caminaron hacia la luz que los guiaba sin temor de lo que vendría.
Sólo un leve temblor en la mano derecha delataba su humanidad.
Con ímpetu y fuerza arremetieron sin a penas parpadear.
Ahora, sólo se ve una gran nube de polvo y se oyen los gritos desgarradores de la batalla.

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