martes, 11 de noviembre de 2008

Rescatando recuerdos


Para no perder la costumbre aprovecho este momento de soledad para perderme en los recuerdos. Acompañada del transistor de mi abuelo, que lleva más de cinco años con las mismas pilas gordas y la mítica cinta, recopilatorio del verano '98 por lo menos, con “El trapecio” y “Los pájaros de barro” de Manolo y esa de No Dubt que nunca me abandona.

Esperaré y si no vuelves, bajo el olivo me quedaré dormido”

Este verano no hay forma de ver el mar, con su arena hirviendo, sus olas, ese vaivén que acuna las siestas, la espuma que borda y escuece. Salitre y sol, rumor y calma. No soy de mar, pero podría vivir junto a él.Ver los atardeceres en los que una gran galleta se sumerge en una inmensa taza de café, para luego amanecer como una naranja saliendo de una enorme copa de cava.

Lo cierto es que el verano no parece tan verano sin playa, sin paseos por la arena, recoger conchitas, observar los bichejos entre las rocas y lanzar algún alga a la cara de alguien. El silencio rodeado de sonidos de playa, el tacto de una mano con arena que extiende la crema protectora por mi espalda, las sombrillas que se escapan, los cuerpos luciéndose sin complejos aparentes, el olorcito a sardinillas asadas...

Mirar la inmensidad y sentir lo pequeños e indefensos que somos en realidad.

08/08/08

2 comentarios:

r.d dijo...

tenia el presentimiento de que me sorprenderías, te dije que lo estaba esperando...
mistica, sueños y realidad se entrelazan en este blog.
me ha gustado

Lamas dijo...

Que gran enigma... creo que eres Marcos, pero las siglas me confunden.
Muchas gracias!! Me alegro de que te haya gustado!!
Un saludo!!