viernes, 11 de junio de 2010

Inabarcable


El pelo se le pegó a la espalda cuando salió del agua, oscuro y serpenteante se le escurrió camino abajo hasta formar un pequeño charco en la piedra. Se sentó al borde y comenzó a llenar la superficie líquida de onditas con los movimientos de sus pies. Se quedó así un rato, abrasada por el sol de mediodía, absorta en sus pensamientos… “Es inabarcable como las arenas del desierto” se repetía una y otra vez. Entonces se volvió a tirar al agua. Llevaba todo el día tratando de apagar la idea de pedirle que viniese.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, perfecto.
A veces los pensamientos circulares no los borra ni el agua fría... En finz.

Besos gordos!!

Abel dijo...

que bueno lamas, que bueno. Aunque hay fuegos que nunca se apagan...

Alisea dijo...

Muy bueno :)

Saludos

Lamas dijo...

Ains... los calores veraniegos!! jejeje!!