martes, 22 de junio de 2010

Disertación de un solsticio de verano


Primero hay que recordar.
Repasar todos y cada uno de los instantes minuciosamente. Escudriñando cada rincón de cada palabra dicha en cada instante concreto y darle vueltas a los contextos, cada cual más extraño… o surrealista, como diría una que yo me sé. Mirar una y otra vez al microscopio, una por una, todas esas acciones y reacciones con sus causas y efectos. Examinando daños colaterales y bajas propias. Repasar las alternativas que hubo y fueron desechadas. Disecciones retrospectivas que me sirven para hacer un vago boceto de quién pretende ser.

Después imaginar.
Llenar todos los huecos vacíos a base de suposiciones, deducciones e ilusiones. Adornando el antes mencionado boceto con un montón de recortes de revistas, con trocitos de diálogo de película, con un toque de cada cosa que me gusta y montar un teatrito de almohada y lagrimón que llene esos instantes de duermevela al parecer inevitables cuando aunas aburrimiento y soledad.

Luego espiar.
Descubrir desde el rincón más insospechado, que la realidad es clara y cruda. Cuando ves en su hábitat al sujeto, sin coacciones conductistas, puede llenarte de admiración en un primer instante para luego desembocar en la absoluta decepción. Todo ese diletantismo pseudobohemio que te recuerda que prefieres la pintura a la fotografía.

Por último concluir.
Al fin y al cabo, lo emocionante es el camino, la superación de obstáculos, la persecución, la caza. Lo que excita, encoleriza, alegra y desespera. Lo que te hace sentir la sangre correr por las venas. Por eso es bueno que me recuerden de vez en cuando que ya pagué más de una vez el precio, solo que no acabé montando un pura sangre, sino que he de conformarme con colgar un trofeo en la pared.

Lástima.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado la imagen escogida :) Te la robo para alguna de mis entradas ^^

Con respecto al texto, magnífico, por cierto, está lleno de melancolía, pero de la firmada por ti, que aunque triste siempre deja algo a la esperanza :)

Lamas dijo...

Que nunca falte la esperanza... por muy desencantada que esté una...