miércoles, 2 de febrero de 2011

El Espinario


Abstraída de todo lo demás sólo podía sentir el calor que llegaba hasta mis piernas. Casi medio metro de separación y aún así sentía ese calor húmedo que ascendía por la grada y me llenaba los zapatos de alas y las medias de rocío… y los ojos se me perdían por los regueros de sudor que le lamían la espalda.

No hay comentarios: