miércoles, 14 de octubre de 2009

(III) La ensoñación del Lirón


No tenía otra cosa mejor que hacer, así que se limitó a mirar el suelo y recorrer las paredes con la mirada perdida y melancólica que le acompañaba todos los días, fue entonces cuando se topó con una linea que ascendía por una camisa y llegaba hasta unos ojos que le devolvían la mirada. La envolvió un vértigo insoportable al descubrir que sus pies se habían elevado varios metros del suelo y comenzaba a volar lentamente en círculos concéntricos a aquellos ojos. Cuando recobró la percepción del tiempo y el espacio decidió que seguiría con la mirada perdida todo el tiempo que le apeteciera y así pasó los días, siguiendo la linea todas las veces que quiso, porque recordó el mejor juego al que había jugado nunca, el de imaginar.

3 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Es muy buenio. me he sentido bastante identificado, el mejor de mis juegos también ha sido simepre imaginar.
Saludos

Anónimo dijo...

Precioso, la capacidad de imaginar es un tesoro. :)

Alberto dijo...

Muy bonito! Imaginar y soñar. Unos de mis mejores pasatiempos.