martes, 11 de agosto de 2009

Condenada


No resultaba ya suficientemente duro estar enamorada de su carcelero más aún desear profundamente a su verdugo y aunque el único aliento que recibía era de un preso que de cuando en cuando se asomaba a la reja que los separaba, la pobre condenada no dejaba de sonreír y suspirar como alma enajenada que era, que ya ni comía ni dormía ni respiraba, solo soñaba con los ojos abiertos, de espaldas al sol y abrazada a los grilletes, deseando que llegase el momento en el que el brillante filo separase al fin su cabeza de aquel cuerpo que ya no sabía vivir sin ser torturado.

7 comentarios:

CANEI dijo...

Quien es el preso?¡ mu weno!!!

muchasmiradas dijo...

Espeluznante relato. Muy original.
Saludos.

Abel dijo...

Te estás pasando al lado oscuro?, jejeje

La semana pasada estuve haciendo senderismo en Ancares, que chulada, en campo del agua... Pallozas etc. Me gustó mucho

Anónimo dijo...

Ay, la vida es a veces tan dolorosa que la muerte se adivina el mejor alivio.
Te felicito, como siempre!

Fan Paizuri dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MANUEL BECERRA dijo...

¡¡¡¡FELICIDADES GUAPA!!!!

Towanda dijo...

Felicidades, me ha encantado. Te sigo ppr aqui y por twitter. Llego desde los20blogs de 20 minutos y me quedo.
Besos.