martes, 14 de julio de 2009

Marinerito


Sin soltar un lazo me agarro a otro y, cuando el primero se escurre, el segundo rompe. Casualidades de la vida que logro asirme al que se escurría en el último momento mas, al ver en la distancia un cabo flotar, decido tirarme al agua y, sin atraparlo, lo sigo con mi nadar lento y desabrido, para ver a dónde me llevaba. Y poco a poco aquella soga flotante asciende hasta la cubierta de un velero. Y allí , junto a la cornamusa a la que estaba anudado, una mano tendida y un puerto en el horizonte.

No hay comentarios: