Necesitaba un coche, uno cualquiera… (Ya, claro)
Uno para ir a trabajar que también sirviera para viajes largos.
Grande, para llevar muchas cosas; pero no demasiado, para poder aparcarlo.
Fácil de conducir, potente, seguro, confiable, respetuoso con el medio ambiente y con la última tecnología.
Empecé a recorrer concesionarios. Distintas marcas, modelos, colores, precios… Ni nuevos, ni de segunda mano, ni leasing, ni km 0. Nada, no me convencía ninguno.
Y aquella bicicleta no hacía más que aparecer por todas partes: innecesaria, inapropiada, inviable, inconcebible, irremediablemente… quería aquella bicicleta.
19/08/2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario