Sonaba “Son of a preacher man” cuando entré por la puerta, de esas de típico Saloon del Oeste. Me acerqué a la barra y pedí una cerveza. Entonces su voz me sorprendió por la espalda.
‒Bienvenida.
Me giré despacio, después de todo, no sabía a quién me enfrentaba. Le miré a los ojos y sonreí.
‒¿Me permites? ‒cogió mi cerveza y caminó hacia una mesa que había en la esquina‒ Me alegro de que hayas venido.
‒¿Porqué no habría de hacerlo? ‒respondí.
‒Bueno, no sabes nada de mí.
‒Y tú ¿qué sabes de mí?
‒Que esta noche necesitas a alguien como yo.
‒Todavía no estoy segura de eso...
‒Sólo dime si prefieres despertarte con la alarma de tu reloj o con las contracciones de un orgasmo.
Cuando los escorpiones se enredan en mi pelo.
6 comentarios:
Dios mío... ¿Eso lo has soñado tú de verdad?
Yo los he tenido peores, hay que reconocerlo, pero en ninguno mi subconsciente lo tenía tan asumido :S
Jajaja, no mujer!! Yo sueño cosas más raras...XD
Esa respuesta, esa forma de despertarse, que grande...
Un saludo
Yo no tengo sueños de esos :(
¡Y yo pagaría por tenerlos!
Muy bueno, Lamas.
Me alegro de haber visitado tu blog.
Un abrazo.
me gusta el post, me gusta el blog, ahora le pongo música
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